Ismael Guiu, Director técnico de Grupo Baró
En Sarroca de Lleida, el paisaje agrícola convive con la innovación. Allí, el Grupo Baró, integrado en Green Farmers, cultiva desde hace tres generaciones fruta de hueso con el mismo objetivo: producir fruta que no solo tenga buen aspecto, sino que sea excelente al paladar.
En esta 12ª entrega de ‘Diálogos’ de Guardianes del Paisaje, Ismael Guiu, director técnico de la empresa, conversa con Julio Aparicio, Crop Manager de Suterra, sobre los desafíos de la última campaña y el papel clave que juega el biocontrol.
Cada temporada trae sus propias condiciones y, este año, la producción ha estado marcada por fenómenos meteorológicos extremos. Las lluvias en la época de floración afectaron al cuajado del fruto, mientras que las olas de calor redujeron la actividad de los árboles y ralentizaron el desarrollo de la fruta. Las granizadas también se están incrementando y hay que mantener muy bien protegidos los cultivos para evitar destrozos en la cosecha.
El Grupo Baró produce albaricoques, melocotones, nectarinas, paraguayos y platelinas. Como empresa familiar, supervisan de cerca cada etapa del cultivo: desde la selección de variedades adaptadas al terreno hasta el aclareo para lograr calibres óptimos y la recolección en el momento exacto, evitando tanto la fruta verde como la sobremadurada. “No se trata solo de que la fruta sea bonita, tiene que estar buena de comer”, afirma Guiu.
La apuesta por el biocontrol no es solo una exigencia de los mercados, sino también una oportunidad para diferenciarse. En Baró e Hijos han incorporado soluciones como BioMagnet, nuestro sistema de atracción y muerte para controlar la mosca de la fruta (Ceratitis capitata), y Puffer, nuestro sistema inteligente de emisión de feromonas en aerosol frente a polillas como anarsia y grafolita.
Estas soluciones reducen el uso de fitosanitarios, evitan residuos químicos en el fruto y protegen la biodiversidad. Cada vez cuentan con menos materias activas disponibles para el control de plagas, y el biocontrol se ha convertido en la base de su manejo integrado. “Nuestro reto es hacer una fruta igual o mejor, con menos recursos”, asegura Guiu.
Además de controlar eficazmente las plagas y reducir su presión, Guiu destaca la facilidad de instalación y retirada de estas soluciones, que ahorra en gran medida mano de obra, un recurso cada vez más escaso y costoso. “Es un ahorro considerable frente a otros métodos más complicados de instalar y que necesitan mantenimiento”, explica.
A los condicionantes meteorológicos se suman otros dos grandes desafíos: la reducción de materias activas disponibles y la falta tanto de mano de obra cualificada como de peones agrícolas. Ambos son esenciales para que la fruta llegue al mercado en condiciones óptimas, desde el manejo en el árbol hasta su cuidado en la recolección.
Para Guiu, los agricultores son los auténticos guardianes del paisaje: “Somos quienes cuidamos el terreno, evitamos la erosión y mantenemos vivo el campo. Sin agricultores, este paisaje hoy sería un desierto”. Una responsabilidad que el Grupo Baró asume combinando tradición e innovación para ofrecer fruta de calidad y preservar el paisaje rural de Lleida.
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https://www.suterra.com/es/guardianes-del-paisaje
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