Europa se encuentra en un momento decisivo para el futuro del biocontrol.
Así se ha puesto de manifiesto en el Congreso ABIM 2025, celebrado en Suiza el pasado mes de octubre, y que se ha consolidado como un punto de encuentro clave del sector para alinear esfuerzos y avanzar hacia una agricultura más responsable, más sostenible y más consciente.
Suterra sigue reafirmando su compromiso con el biocontrol participando activamente en este congreso internacional que ha reunido a más de 2.000 asistentes de más de 60 países.
La agricultura actual ocupa la mitad de la superficie habitable del planeta y genera cerca de una cuarta parte de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (alrededor de 13 gigatoneladas de CO₂ cada año). Una cifra que podría reducirse significativamente gracias al uso de biocontrol y bioestimulantes, más concretamente, según destacó Alessandra Moccia durante su intervención, “hasta 2,2 gigatoneladas de emisiones al año".
Y ahí es donde, en su opinión, radica el gran valor del biocontrol: “es una de las pocas soluciones capaces de reducir la dependencia de los productos químicos, fortalecer el equilibrio de los ecosistemas y aumentar la resiliencia de los cultivos”. Por eso, afirma con decisión que “la revolución del biocontrol es ahora”.
Precisamente, para garantizar la competitividad y productividad de los agricultores, su capacidad de innovación y la resiliencia a largo plazo, la Comisión Europea ha pedido acelerar la adopción del biocontrol y otras soluciones biológicas.
En el contexto europeo, el marco normativo avanza hacia una mayor integración del biocontrol en las estrategias agrícolas.
La Comisión Europea ha anunciado un paquete de simplificación del Reglamento (CE) 1107/2009, con el objetivo de agilizar el acceso al mercado de productos de biocontrol y facilitar su adopción.
Entre las principales enmiendas se deberían incluir:
Este paso representa un hito significativo para el sector y refleja la voluntad europea de impulsar una agricultura más innovadora y sostenible.
Se espera que a finales de año se conozcan nuevos pasos sobre esta iniciativa clave para el biocontrol.
El congreso ABIM 2025 coincide con aniversarios significativos para la industria del control biológico: 30 años de la IBMA, 20 años de la ABIM y 10 años del Premio Bernard Blum.
Durante tres días, expertos, empresas, agricultores y representantes institucionales compartieron perspectivas sobre el presente y el futuro del sector, combinando ciencia, práctica e innovación. Poniendo el foco de manera muy especial en la perspectiva experiencial, ya que contó con testimonios de éxito de los cinco continentes.
Si un mensaje resume el espíritu del encuentro, podría ser el de “sumar fuerzas en el sector del biocontrol para avanzar hacia una agricultura más innovadora, eficiente y respetuosa con el planeta”.
En su edición de 2024 celebrada en Basilea, el Congreso ABIM evidenció que el biocontrol ha dejado de ser una simple alternativa para convertirse en un actor clave en la agricultura sostenible. En relación a esto, Alessandra Moccia señaló que este cambio no solo es impulsado por la industria, sino también por los propios agricultores, ya que “el biocontrol ya no es una opción, sino una necesidad para una agricultura más sostenible”.
Sin embargo, para que esta revolución del biocontrol se consolide y se extienda a gran escala, es necesario derribar mitos, como que el biocontrol es caro, o de aplicación complicad, y mejorar marcos regulatorios. Moccia pone el ejemplo de Brasil, donde un registro de producto puede completarse en apenas dos años frente a hasta siete en Europa.